
Tal
vez tus planes no han salido como lo esperabas. Te acabas de enterar que tu
hijo nacerá con Síndrome de Down... estas confundida, angustiada, preocupada.
Piensas que tu bebe será un fenómeno; te
han contado que esos niños son un problema y que son dolores de cabeza para sus
padres.
Muchos
te mostrarán que lo mejor que puedes hacer por esa personita, que es también tu
carne, es acabar con su futura “desdichada vida”, pues no podrá hacer nada por
sí mismo.
Sin
embargo tienes grandes dudas, ¿es un ser
humano?, ¿el aborto es mi única opción? ¿Será por lo menos un poco inteligente?,
¿podrá ir al colegio?.. y recuerdas que alguna vez tu madre te contó que ella
tenía esas mismas preguntas cuando te estaba esperando.
¿Acaso
no todos los hijos traen “problemas” para sus padres? Claro que sí, porque
cambian tu mundo pero a la vez te hacen mejor persona porque descubres que
hacer feliz a otro te hace feliz a ti.
Dicen
que “esos niños” se enferman… ¿ya olvidaste las veces que resultaste en
urgencias por tus problemas de asma?, ¿o aquella vez que te dio bronquitis o te
fracturaste por andar saltando en tu cama cuando se supone que deberías estar
estudiando para tu examen?
Otros
te han contado que nunca podrá pisar si quiera un colegio, pero recuerda que no
todos tenemos las mismas habilidades y no a todos nos gustan las mismas
materias. Trae a tu memoria esos años en que no podías pronunciar la “rr” o
cuando confundías la B con la D, ¡y qué decir de tu legendaria enemistad con
las tablas de multiplicar!
A
la hora de la verdad querida y futura Mamá, todos los padres sienten temor
cuando esperan un hijo, sin importar en qué condiciones vengan, si se trata de
uno o de trillizos… pero ese temor es justificado porque sabes que se te ha
confiado una vida preciosa, una que tú misma vas a modelar con manos amorosas. Ese miedo, a la hora de la verdad, no es por
el hijo que viene sino por la clase de padre o madre que quieras ser para esa
criatura.
Muchos
te dirán que el mundo no es un lugar para traer niños, mucho menos si “vienen mal”,
pero te invito a que no seas un simple espectador mudo de lo que ocurre, sino
el protagonista de una historia que vas a empezar a cambiar, no sólo para ti,
sino para tu hijo y para este planeta.
Rendirte
ante el miedo es fácil, pero lo que te hará grande es vivir ese amor tan inmenso
que hará que todos tus temores se
esfumen.
No hay comentarios:
Publicar un comentario