Dr. Gerard Nadal | Washington, DC | LifeNews.com | 11/2/10
Traducción especial para Colombia Pro-Vida: DCL.
Mientras que Octubre llega a su fin, así mismo se cierra una campaña más del Mes de Prevención del Cáncer de Seno. Es un esfuerzo noble y honroso trabajar en contra de esta horrible enfermedad, incrementar su prevención y la manera cómo afecta a mujeres que amamos y sus familias. Hemos sin duda realizado pasos enormes en contra de esta enfermedad en todas las áreas: etiología (causa), detección temprana y tratamiento.
Sin embargo, la corrección política pro-abortista en la investigación honesta de todas las áreas de causalidad del Instituto Nacional de Cancerología, disminuye la efectividad de las campañas de este mes, dejando a millones de mujeres en un riesgo aumentado innecesario. Específicamente, necesitamos considerar los riesgos asociados al los anticonceptivos orales y el aborto.
En mi blog he estado analizando las investigaciones científicas “peer reviewed” y la literatura médica, mostrando la asociación entre el uso de anticonceptivos orales, el aborto y el cáncer de seno. Por más de medio siglo, más de un centenar de estudios han indicado una relación entre el aborto y el cáncer de seno, con un riesgo aumentado del 50% para abortos antes de un primer embarazo a término, con muchos demostrando un riesgo aumentado del 100%.
La explicación biológica para esta relación es simple y ha sido demostrada repetidamente en estudios animales. Antes de un primer embarazo a término, los senos de una mujer no están completamente desarrollados, ya que sus lóbulos aún contienen células inmaduras y propensas al cáncer Tipo 1 y Tipo 2. Cuando la mujer concibe a un hijo, los niveles de estrógeno se eleven rápidamente junto con la hormona del embarazo HCG, lo que estimula a los lóbulos a proliferarse en grandes proporciones, casi doblando su número original. Estos eventos del primer trimestre dejan a la mujer con el doble de células de dónde el cáncer puede iniciar.
Al final del segundo trimestre, el bebé empieza a proteger a la madre al secretar la hormona humana placentaria lactogeno. Esta hormona madura las células lobulares a células Tipo 4 que son cáncer resistente, que son las que producen la leche materna. Al final del embarazo 85% de las células lobulares habrán pasado por esta diferenciación, de células inmaduras y propensas al cáncer, a células maduras preparadas para producir la lecha materna. El 15% restante de estas células se diferenciarán a células tipo 4 durante la lactancia y embarazos subsecuentes.
Al extra-polar los estudios animales, si el embarazo de una mujer es interrumpido por el aborto, ella se queda con el doble de células inmaduras y propensas al cáncer, pero no recibe los beneficios del tercer trimestre donde se diferencian a células maduras productoras de leche materna. Los anticonceptivos orales funcionan de la misma manera al estimular la proliferación celular sin la protección de un embarazo a término. Es simple, elegante y devastador.
Las mujeres que tienen pérdidas naturales tienen niveles de hormonas anormalmente bajos y en todos los estudios demuestran que no están a un riesgo aumentado de desarrollar cáncer de seno.
De dónde viene la “corrección política” del Instituto Nacional de Cancerología?
Investigadoras feministas pro-aborto dentro de y asociadas con el Instituto Nacional de Cancerología convinieron un panel en el año 2003 para idear una manera de negar la relación entre el cancer de seno y el aborto que surgió de su propia investigación. Su omisión de los hallazgos fue basado en la noción absurda que las mujeres con cáncer de seno son más aptas y honestas en reportar cáncer de seno que las mujeres utilizadas como controles en estos estudios (es decir, mujeres que no sufrían de cáncer de seno). Este fenómeno se reconoce en los trabajos de investigación como “bias de memoria” o “bias de reportar”.
Este tipo de pensamiento inaceptable está en contravención con la negación que acompaña tal enfermedad tan devastadora, si nada más. Si en algo, lo contrario sería cierto. Sin embargo, estas investigadoras sugirieron que los estudios válidos serán los que se realicen de este tiempo presente hacia el futuro. Estos estudios se llaman prospectivos y demuestran alguna ventaja sobre sus contrapartes llamados retrospectivos.
En la medida en que continúa mi análisis de estos estudios y lo que indican es que estos estudios prospectivos generalmente son realizados y subsidiados por los mismos grupos pro-aborto quienes niegan la validez de sus propias investigaciones retrospectivas, publicadas en la literatura científica médica. Estos estudios prospectivos que de una manera propuesta no muestran ningún “bias de memoria”, tienen tantas fallas metodológicas, deliberadamente, que en sí mismos son un atropello al proceso científico.
En el estudio prospectivo más grande en el que se niega una relación entre los anticonceptivos orales, el aborto y el cáncer de seno, el estudio Melbye, los autores iniciaron contando los casos de cáncer de seno de 1967 pero no consideraron el reporte de abortos en estas pacientes hasta 1973. Esto pone los casos de enfermedad seis años antes de la exposición a un agente causal del cáncer de seno, el aborto. Yo no pasaría a un estudiante de pre-grado de biología en su trabajo de investigación al realizar tal error garrafal. Pero este es el mejor estudio al cual los pro-abortistas señalan. Sin embargo, el estudio de Melbye reporta un incremento de riesgo de un 3% para desarrollar cáncer de seno por cada semana que una mujer espera para tener un aborto. Si una mujer espera 18 semanas para interrumpir su embarazo, el riesgo se eleva a un 89%.
Aún más, cuando el estudio Melbye investigó partos prematuros se encontró que el cáncer de seno está incrementado en mujeres que dan a luz antes de la semana 32 del mismo nivel que los estudios retrospectivos establecieron para las mujeres que habían tenido abortos. Melbye nota la pérdida del efecto protector en los casos de partos prematuros. Lo que Melbye se rehúsa a admitir es que la terminación abrupta del embarazo ya sea por parto prematuro o aborto son equivalentes biológicos donde concierne el riesgo del cáncer de seno.
Así que hemos progresado a través de otra campaña para la prevención del Cáncer de Seno donde el grupo pro-aborto en el Instituto Nacional de Cancerología ha conspirado para ocultar del mundo la verdad entera sobre los factores de riesgo par a las mujeres, esto incluye a la epidemióloga principal que en su propia investigación el año pasado, indica que las mujeres que inician a utilizar anticonceptivos orales antes de los 18 años tienen un riesgo del 540% de desarrollar la forma más agresiva y mortal del cáncer de seno.
Uno se pregunta por qué no hay histeria en los medios acerca de esta correlación catastrófica, especialmente cuando Planned Parenthood dispensa anticonceptivos orales a las adolescentes como si fueran M&Ms.
Queda para nosotros, la comunidad pro-vida, de pacientemente traer estas verdades científicas a la luz. La única fuerza más ruda y cruel que el grupo pro-aborto en el Instituto Nacional de Cancerología es la naturaleza. Las leyes de fisiología y enfermedad son frías e inmisericordes en cuanto a ignorancia, “corrección política” y desobediencia voluntariosa. La Dra. Louise Brinton y su grupo elegido a mano de entusiastas pro-aborto han traicionado a las mujeres, la integridad científica y han traicionado su deber a la verdad al doblegarse ante la maquinaria política. En la medida en que se han obstinado en esta labor, nosotros simplemente debemos maniobrar alrededor de ellas y tomar la delantera.
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