miércoles, 6 de enero de 2010

SER PRO-VIDA Y APOYO A LA INFANCIA II

Por experiencia propia sé que la desesperación y la desesperanza son enemigas del entendimiento. Cuando uno padece la desesperanza el canto de un pájaro al frente no calla la bala a kilómetros. Por eso, muchas veces el argumento pro-aborto que parte de la desesperación es una falta de conocimiento de la realidad, no es que la realidad en muchos casos no sea negativa, sino que hay un rechazo total a la realidad por ser negativa. Como en la desesperación no se desconoce sino que la voluntad de alguna manera se aferra a no conocer, es muy difícil de argumentar. Es como a quien está deprimido, no hay que decirle que la realidad es bella (porque está aferrado a no creer en ella) sino mover las causas que hacen que la voluntad se aferre a no creer en la belleza. Por eso, cuando se dan alternativas a la realidad que ellos proponen se están atacando las causas de su imposibilidad de conocimiento. ¿Cómo?


  1. Cuando afirma la situación de las madres es muy difícil, no es seguir insistiendo en el bebé, sino en insistir en las alternativas de protección a la maternidad.
  2. Cuando se habla de la pobreza y los problemas de la infancia hay que decirle: "yo apoyo a la infancia no la mato".
Por eso insisto que la labor pro-vida es conveniente acompañarla básicamente de protección a la maternidad, y en segunda instancia de protección a la infancia.

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