Por: Danelia Cardona[1]
Es incomprensible como la Sra Thomas puede
sentirse orgullosa de promover el aborto, un acto que ella misma menciona como
irrepetible en su columna del 20 Noviembre de 2011 en El Espectador (“La
Historia de mi Aborto”) y para refrescarle la memoria me gustaría citar dos
extractos bastante gráficos, que transmiten el dolor que ella misma se ha
negado durante años.
“…No me acuerdo cuánto tiempo necesitó para instalar la sonda en lo más
profundo de esta parte de mi cuerpo que no podía haber sido diseñada
para semejante tortura”.
“Pero, claro, ya sabía que no volvería a abortar
nunca más en mi vida. Esto lo viví una vez en la vida. No lo viviría dos. Hoy
me sigo preguntando cómo una mujer puede abortar dos o tres veces e incluso
más. Es una pregunta que bien vale mantener viva. Yo me lo pregunto sin
juzgarla”
Como mujer y profesional en salud mental, no
entiendo como describe unas escenas tan desgarradoras donde el trauma de la
experiencia vivida es palpable para luego sentirse orgullosa y afirmar que “Seis años en
que las mujeres implicadas en este proceso de construir una Colombia incluyente
no daremos un solo paso atrás y seguiremos, tercas e impacientes, abriendo el
camino para que el hecho de nacer mujer no signifique más encontrarse con
desventajas culturales que marquen a veces dramáticamente nuestro recorrido en
la vida”. Desde mi experiencia profesional donde día tras
día atiendo a mujeres que padecen de algún trastorno mental dentro del contexto
de un aborto, no creo que la Sra Thomas represente la verdadera opinión de la
mujer colombiana. Lo más preocupante es la falta de coherencia en su argumento
para apoyar y fomentar un procedimiento del cual claramente se arrepiente.
En Colombia el 15% de los
abortos lo deciden los hombres, el aborto incrementa, en una cultura machista,
la paternidad irresponsable, fomentando aún más el machismo.
Finalmente, debe destacarse
que las secuelas emocionales y psiquiátricas posterior al aborto dejaron de ser
un mito como lo afirma el meta-análisis publicado por el British Journal of Psychiatry
en Septiembre de 2011: Un estudio que define cuantitivamente (no
cualitativamente) el riesgo de desarrollar trastornos emocionales posterior a
un aborto, estimado en 81% según los 22 estudios internacionales de 7 países
que se revisaron, donde se incluían 871,188 mujeres, de las cuales 163,831
habían abortado. Además, un estudio de Nueva Zelanda estableció que hay
un mayor riesgo de aborto espontáneo e inducido para mujeres víctimas de
violencia intra-doméstica, con casi el doble de riesgo para aborto inducido.
De otra parte, quisiera
recordarle a Thomas y todas sus amigas que ningún tribunal internacional de
derechos humanos reconoce el aborto como un derecho, mucho menos un derecho
fundamental. Lo que si establecen los tribunales internacionales de derechos
humanos es el derecho a la no discriminación y la no violencia contra la mujer.
En este país, por mujeres que expresan ideologías incoherentes, como estas
“feministas de avanzada”, son cada día más las mujeres que sufren violencia a
través del aborto.
En conclusión, hoy es una verdad
científica demostrada que el aborto destruye a la mujer, a la sociedad y al ser
humano por nacer. Por esto es muy lamentable que en nuestro país, por culpa de
las ideologías incoherentes que se presentan como “feministas de avanzada” y su
lobby poderoso, cada día más las mujeres colombianas sufran la violencia
destructiva del aborto.